Antes de empezar esta autobiografía quisiera disculparme por
varias cosas, primero mi mala ortografía y redacción en las cuales trabajo
arduamente para corregir y ya que como hablaré de mi (obviamente) y usare
muchas palabras y términos que dirigen todo hacia mi quiero disculparme por hacerme ver tan egocéntrico.
A pesar de tener 18 años, siento que necesito por lo menos tres
meses para escribir una autobiografía decente de mi por todas las experiencias
(graciosas, estresantes y tristes) que he tenido a lo largo de esta corta vida,
aunque trataré de resumirlo solo contando las cosas más relevantes de ella.
Me llamo Juan Antonio Nemi Navarro y nací en la ciudad de Córdoba, Veracruz, México, lugar de
origen de mis padres. Crecí dentro de dos familias completamente distintas, una
es la típica familia mexicana (grande, cariñosa y confianzuda) y la otra es una
familia donde los creadores eran completamente árabes, sirios para ser más
exacto, así que la
mitad de la sangre que corre mis venas es árabe y la otra mexicana, aunque mi
corazón es completamente mexicano.
La difícil vida de ambos de mis padres ha sido una marca
importante dentro de la mía, ya que, sus experiencias me han enseñado a crecer
no solo física, sino también como persona, de hecho el trabajo de mi papá nos
marcó a todos con sus victorias y fracasos ya que es servidor público,
cambiando desde nuestro estilo de vidas varias veces, hasta llegar incluso a
vivir en otro lugar.
De los muchos recuerdos que tengo los más claros comienzan a
la edad de cinco años, que fue cuando llegué a vivir a la ciudad de Xalapa, la
capital veracruzana. Ahí fue cuando después de ver a Víctor Estrada ganar
bronce en las olimpiadas de Sídney 2000 empezó mi afición por el Tae Kwon Do.
Para poder practicarlo tenía (literalmente) que ir a otra ciudad: Coatepec. Al
principio era solo un deporte de “trancazos” para mi, pero poco a poco se
convirtió en un estilo de vida que sirvió para muchas cosas, de hecho muchos de
los que me conocieron antes de practicarlo dicen que no podía dar más de tres
pasos antes de car y el Tae Kwon Do lo corrigió.
Sin embargo, el deporte a pesar de ser de las cosas más
importantes para mi no es la única. La escuela donde curse la primaria fue una
verdadera aventura, pues trabajábamos con un sistema diferente al que
comúnmente se utiliza. Primero escogíamos una “guía” que es una hoja de papel
donde copiábamos lo que tenía y después resolvíamos los ejercicios
especificados en ella. Habían por lo menos cinco guías de cada materia, las
cuales debían estar resueltas antes del los exámenes
finales.
Los problemas que cause en esa escuela son innumerables,
desde llamar a una maestra “virola”, hasta romperle la nariz accidentalmente a
otra, también fue suspendido varias veces en incluso llegue a ser amenazado de
ser expulsado de la escuela, lo cual no fue de ningún agrado para mis papás.
La convivencia con mis compañeros era algo muy especial,
porque la escuela era para gente especial.
Después, en la secundaria, cambie de escuela donde
finalmente al pasar de un año fuí finalmente expulsado, lo cual no es un
recuerdo muy grato pero si una buena lección. Mi siguiente escuela, aunque no fuera muy de mi agrado, fue la
escuela donde conocí a los que actualmente son mis mejores amigos, de hecho uno
de ellos va conmigo en la misma universidad. Para la preparatoria cambié
nuevamente de escuela donde hice más amigos y creamos un grupo de cuates para
toda la vida.
Hoy en la universidad las cosas han cambiado, la gente
nueva, las materias nuevas, los maestros especializados, que al principio
asustan, pero después te das cuenta de que las cosas no son así, ellos están aquí
para ayudarte a crecer no solo en conocimientos, sino también como persona.
Hoy estoy contento y espero que mi vida siga para tener más
de estas historias que me sirven para querer seguir adelante.