El nuevo semestre viene con toda la actitud. Me gusta mucho
que la mayoría de mis clases sean de mi carrera, dejando a un lado los troncos
comunes o bueno, casi.
Debo admitir que la clase de español con Sergio cambio muchas
maneras de ver la escuela, y eso es porque me enseñó que el aprendizaje no debe
ser forzado, sino buscado, y esa es la razón de que hoy escribo de nuevo.
Mi clase de español con el maestro Martín es interesante,
pero tiene un pequeño defecto, me siento de nuevo en la prepa. Podrán pensar
“bueno y las otras clases”, esas son las que yo pedí para estudiar lo que me
gusta, pero cuando te tratan de forzar a alguien aprender algo que no quiere la
cosa cambia bastante, y ese es el problema con los troncos comunes, pero es
también la diferencia con mi clase de español del semestre pasado. ¿Quién
escoge clase de español ya en la universidad? Yo no, pero esa fue la cosa en la
clase pasada de español, se me dio la oportunidad de aprender, las puertas se
abrieron y las ganas de aprender se convirtieron en un hábito.
Hoy la fluidez en la escritura (buena o mala desde cualquier
punto de vista) es mayor que antes de entrar a la universidad y eso por un
sencillo ejercicio como lo es escribir en un mentado blog que seguramente pocos
ven, o el encontrar cosas que me interesan que son de la mejor calidad y de lo
más fácil de encontrar.
Cuando las cosas llegan a ti sin haberlo pedido sugiero que
seas tu el que camine por esas puertas que están abiertas por más grandes o pequeñas
que parezcan.